VAMPIROS ¿REALES O NO?
Lejos de las ficciones modernas, de los vampiros fluorescentes, bonitos y
delicados, la figura mítica del siniestro y desagradable ser grotesco
del “vampiro”, se forjó en diversas culturas del mundo a
lo largo de la historia. Cuando pensamos en estos peculiares seres, la
idea del “chupasangre inmortal” se nos viene a la mente de inmediato.
La leyenda de los vampiros
Comencemos por repasar cómo es un vampiro en
términos generales de acuerdo a las ficciones y los relatos mitológicos.
La figura del vampiro proviene del antiguo folclore europeo. Se trata
de una criatura mítica de corte sobrenatural con características
peculiares que varían alrededor del mundo. Se cree que todo comenzó en
Rumania, con la historia del despiadado Conde Vlad Tepes.
La leyenda cuenta que un vampiro es un ser siniestro que, a pesar de
haber muerto, se mantiene indefinidamente con vida, alimentándose de la
sangre de sus víctimas. Además, de acuerdo a estas historias, tiene un
carácter demoníaco y vive aislado, en soledad y en las sombras. Entre
las supuestas características de esta criatura, encontramos una profunda
aversión a los ajos, las cruces y la luz del Sol, así como una
insaciable necesidad de beber sangre.
Con el paso del tiempo el mito creció en otras partes del mundo.
Gracias a la enorme popularidad alcanzada por esta criatura en los
últimos 30 o 40 años, el vampiro del folclore clásico y de los pueblos
de Europa del este se ha convertido en algo muy distinto y menos
atemorizador. Veamos a continuación algunas enfermedades relacionadas
con el mito clásico del vampiro.
Rabia, locura y mordiscos
La hidrofobia, conocida popularmente como rabia, es una enfermedad
infecciosa que ataca al sistema nervioso central y que es transmitida a
los seres humanos por determinadas especies de animales. Se transmite
por un virus (Rhabdoviridae) que provoca encefalitis y no sólo
tiene síntomas físicos y psicológicos en la persona, sino que incluso
puede provocar la muerte.
La rabia influye en la persona de una forma tal en la que la misma
termina asemejándose a lo que conocemos como el mito del vampiro, debido
a los extraños comportamientos que se desarrollan si no se trata, entre
ellos: morder a los demás. Por otro lado, el virus de la rabia también
puede producir hipersensibilidad a la luz y otros problemas relacionados
con los estímulos visuales, así como con otros de los sentidos.
Sobre esto, algo curioso es lo que sucede por ejemplo con los
espejos. La víctima de hidrofobia puede sufrir fuertes ataques de ira y
distintos comportamientos agresivos característicamente delirantes. El
virus de la rabia, al alojarse en el cuerpo, también produce problemas
en los patrones de sueño, por lo que las personas afectadas sufren de
insomnio y se mantienen despiertos por la noche. Por último, la
mordedura de un murciélago infectado con este virus es una de las
maneras de contraer el virus de la rabia. Así, es probable que se
asociaran los síntomas de esta enfermedad con las características típicas de los vampiros.
Vampiros sin reflejo
Dentro de las muchas variantes del mito, se señala que al no poseer
alma, el vampiro no se refleja en los espejos, por lo que también
sienten aversión hacia éstos. Sin embargo, en la realidad existe un
diagnóstico médico relacionado con esto: la eisoptrofobia (más conocida
como catoptrofobia), una fobia por la cual las personas temen y detestan
los espejos.
La eisoptrofobia es un trastorno psicológico provocado por un evento
muy traumático en la niñez. La persona afectada es incapaz de mirarse en
el espejo por el profundo terror que le provoca. Al enfrentarse con un
espejo, puede llegar a sufrir un ataque de ansiedad o un ataque de
pánico. Este también es un síntoma que se hace presente en algunos casos
de rabia y otra enfermedad extraña que provoca que la persona y sus
comportamientos extravagantes puedan relacionarse al vampirismo.
Sed de sangre
La porfiria es una enfermedad muy peculiar en la cual la persona
siente un profundo deseo de beber sangre humana. Puede resultar de lo
más extraño, pero en el año 1985 varios casos de porfiria estremecieron a
las comunidades europeas, que volvieron a establecer un nexo entre los
vampiros y las personas afectadas con esta enfermedad. Una enfermedad
muy real y de origen genético.
Esta enfermedad produce cambios y anomalías en los niveles de
hemoglobina de la sangre. Entre otros aspectos, la persona presenta alta
sensibilidad al Sol, sufre de ampollas en la piel tras una larga
exposición al mismo y también puede presentar un fuerte color rojo en la
orina.
Matemáticas, sálvanos del mal
La aritmomanía es otra condición extraña que se relaciona con los
vampiros. Entre los tantos mitos sobre esta criatura, existe el de la
obsesión del vampiro por las matemáticas y por contar absolutamente todo
lo que encuentre a su alcance. Varios ataúdes que datan de la Edad
Media eran decorados con ciertas cosas que llamaban mucho la atención.
Entre otras cosas, se colocaban grandes cantidades de semillas, granos y
arroz dentro del ataúd del ser querido y de este modo, al abrir el
ataúd, el vampiro se ponía compulsivamente a contar los granos,
olvidándose del cadáver.
En realidad, la aritmomanía es un trastorno psicológico del tipo
obsesivo, provoca que la persona sienta la necesidad de contar todas las
cosas a su alrededor. Con mucho humor, el Conde von Count de Plaza
Sésamo padece este trastorno, obsesionándose con contar todas las cosas
que puede. Este es uno de los mitos más desconocidos y más antiguos
sobre la figura del vampiro. Antiguamente se creía que bastaba con
arrojar un puñado de semillas a un vampiro para poder escapar, ya que el
vampiro se quedaría contando cuántas semillas había.
Asesinados por el Sol
Esta es una de las características más populares de los vampiros. Ya
sabes, que la luz del Sol los quema por completo, pero ¿conoces la
xeroderma pigmentosa? Se trata de una enfermedad genética de la piel que
hace que la persona sea incapaz de recuperarse de los daños provocados
por los rayos ultravioleta UVA y UVB. La más mínima exposición a la luz
del Sol provoca daños irreparables y quemaduras sumamente dolorosas.
Quienes sufren de esta enfermedad tienen estrictamente prohibido
salir de su casa, y de acondicionarlas para que la luz del Sol no les
incida directamente. Cuando estas personas se exponen al Sol les salen
ampollas, la piel les supura y los ojos se les hinchan de sangre.
Ahora... ¿Te imaginas a una persona que tenga todos estos síntomas en
un mismo momento? ¿Crees que alguna vez existió alguien que sufrió
todas o varias de estas enfermedades juntas? ¿Será que por alguien así
surgió la leyenda de los vampiros?
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